sábado, 16 de julio de 2011

La historia oficial

Al día siguiente, mientras miraba televisión, Jon llega del trabajo, se acerca, me da un beso —el primer beso—, y así comienza la historia oficial.

De ahí en más siguieron más aventuras…

Me llevó a bucear con un amigo del trabajo, Mark, el peor compañero de buceo posible que uno pueda imaginarse, pero la persona más sencilla y de gran corazón. Este amigo después nos invitó a su casamiento con su pareja maorí. Fue muy lindo participar de la ceremonia y hasta tuve que dar un discurso en español!!!




Mark y Linda
                                                                           Haka


Fuimos a Napier a tirarnos en paracaídas, previa parada en una quesería y en un viñedo para una degustación de vinos y toma de coraje cuando nos llamaron para pedirnos que fuéramos antes si queríamos tirarnos desdee mismo avión. Regreso por la sunny Gisborne, por un picnic con viento y frío en la playa.

La loquita es loquita con todo

No vemos en este caso la misma cara de seguridad

No tenemos fotos de la degustación en sí, pero se ve que le caímos bien al señor porque nos hizo probar casi una copa entera de cada varietal
Sanos y salvos


Un día nos escapamos de la “party central” que era nuestro flat con vinito y copas a una playa cercana. Cuando volvimos de la playa, nos habían cerrado el estacionamiento con el auto adentro. Y mientras esperábamos que vinieran a abrir el portón, muertos de hambre, llegó una camioneta de la iglesia con bocaditos y sopita o chocolate caliente. Unbelievable!

Decidimos ir a Coromandel y partimos en media hora, cuando nos dimos cuenta de que teníamos un par de días libres seguidos después de Navidad y ni plan en vista. Inconcebible.


La turista haciendo de turista


Pohutukawa, florece en diciembre




Nos fuimos una semana de vacaciones a Great Barrier Island, una isla de NZ, de playas y playas, y tal vez un par de personas por aquí y por allá. Perdimos tanto la noción del tiempo que un día antes de volver nos dimos cuenta de que teníamos otro día más. Una sensación tan linda como encontrar playa en un bolsillo de una prenda que no usaban en años.

Llegando a GBI en avioneta

Subiendo al Mount Hobson. La sonrisa se nos borró cuando se nos acabó el agua y no teníamos nada para comer. Cuando llegamos a la cima, una familia estaba haciendo un picnic con sabrosos sándwiches y bebidas refrescantes.
 La Silver Fern, la hojita plateada de los All Blacks, se hace rulito cuando se seca.



El pub irlandés de GBI
Más contenta que perro con dos colas


A este inglés se le quemó la cuna 






La caminata por los volcanes de Tongariro, incluyendo la corrida de los últimos 7 km para no perder el colectivo de regreso.
Se llega al punto de partida a las 6 de la mañana.




Cima de Ngauruhoe




Lago Esmeralda, valga la redundancia

En el colectivo que casi perdemos

jueves, 14 de julio de 2011

La primera aventura


Volvamos un poquito atrás, ¿recuerdan mi amiga de toda la vida... en Nueva Zelanda? Es aquí cuando me fui con Maru a Samoa por 10 días. Mis últimas palabras antes de la partida con el candidato —aunque ya no a flatmate— fue mi fecha de regreso. Agendado.

Una vez de regreso y durante otra charla de recuentos de viajes, organizamos un viaje a la nieve. Aquí debo incluir una aclaración de los hechos, yo comenté que quería visitar a unos amigos que había conocido en Waiheke y que estaban viviendo y trabajando en Ohakune, cerca de Mount Ruapehu, donde se encuentran los dos centros de ski de la isla norte. El candidato hábilmente logró invitarse solo y yo, haciendo honor a mi bien ganado sobrenombre en la familia "chiva loca", me subí a otra aventura. 

 


Salimos un domingo a la tarde, después de que terminé de trabajar en el café. Llegamos a la tardecita; después de algunas llamadas, logramos ubicar la posada de los muchachos. Siete muchachos de viaje de mochileros, lejos de cualquier orden maternal de orden o limpieza. Ese era el hogar de Fede, Fran, Mati, Diego y un par más que no conocía de antes.





Ese día despedían a una amiga y por lo tanto había un encuentro de despedida en la casa con comidita y algunas bebidas. Fue realmente muy divertido. Yo, feliz, porque había vuelto a ver a unos amigos. Y gracias a Fran, el traductor de la jornada, Jon se divirtió también. Debo aclarar que la versión del traductor distaba en gran medida de la versión original.



Llegó la hora de dormir, todos a la cucha medianamente temprano, ya que para muchos había que trabajar al día siguiente y a nosotros nos esperaba un día de snowboarding. Creo que nos levantamos antes de las 7, juntamos todo el equipo y partimos en busca de un rico desayuno. Creo que fuimos los primeros en llegar a la montaña. Con entradas en mano y equipo propio, prestado y alquilado,  y una sensación de muñeco Michelin, subimos a las aerosillas para disfrutar de un día de nieve.


 Como verán, no soy una chica Roxy.

A sneaky pic!

Poco después del mediodía comenzó a llover bastante y como ya me estaba pasando más en el piso que haciendo snowboard, ya no estaba tan divertido, así que dimos por finalizada la aventura y emprendimos regreso a la ciudad, a nuestro flat. Esa noche preparamos la cena, contentos por los dos días espectaculares que habíamos tenido.

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miércoles, 13 de julio de 2011

El principio

A mi regreso del restorán del tano, donde trabajaba a la noche, era una noche fría y oscura ahora sí que se pone buena la historiaestaciono el auto, levanto la vista y diviso una figura que debería ser la del muchachito. ¿Recuerdan que no tengo buena vista de lejos, no? Subo la rampa, abro la puerta y el potencial candidato con atuendo deportivo, que entonces me daba la espalda, gira y... como dice Tom Hanks en la película Sintonía de Amor: "Fue como... magia". http://www.youtube.com/watch?v=l4wxX2OtNboJa, no, no fue tan así, pero esos ojitos verdes me hechizaron. Al candidato le cerró el "trato", y así fue como Jon se convirtió en mi nuevo flattie. 



Si bien instaló sus petates en su cuarto a los pocos días, no habitó el departamento por algunas semanas porque estaba cuidando la casa de uno de sus compañeros de trabajo, y siempre que pasaba yo no  estaba. ¡Sí me la pasaba trabajando en ese entonces! ¡Bien puesto el nombre de la visa working holiday!
Cuando finalmente se mudó, comenzó la etapa de ok, sí te partís, pero quién sos? Y una tarde tuvimos la charla de reconocimiento en el sofá, frente al mar, con música de violines. Esa fue la charla de reconocimiento, de intercambio de historias de vidas pasadas y por qué vinimos a Nueva Zelanda. Y cómo terminamos en 209A.




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martes, 12 de julio de 2011

La historia

Esta no es una historia de aventuras más. Es la historia. Sí, es una historia de amor. ¿Y acaso las historias de amor no son las mejores?  

Para comenzar del principio de la cuestión, voy a tener que remontarme a principios de septiembre del año pasado, cuando vivía en el departamento de 209A. Bien, un poco de contexto. Entonces compartía el departamento con Ebony, la Barbie girl en versión "budget", y un tercer flatmate, que siempre era la figurita móvil, ya que nadie caía en gracia de la principal loca-dora. Aún me pregunto cómo yo le caí en gracia, en un principio.... hasta que decidió lo contrario.



A fines de agosto la rubia me dice que publicó un aviso en trademe, el mercado libre local, para conseguir otro flatmate. En los próximos días comenzaría el próximo casting del perfect flatmate. Así que así comienza la gran búsqueda.

Aquí una pequeña descripción de los potenciales candidatos.

Primera candidata, una brasilera que vino con traductora personal. Ebony intercambió solo algunas palabras con la que oficiaba de intermediaria. Apenas se cerró la puerta, me dice: "Trabaja en Bobby's", que entre nos es el cabarute/antro del pueblo. Ok. No tengo prejuicios.  Ahora me pregunto, ¿cómo esta muchachita conoce esos lugares? Supongo que por rumores... sí, por rumores.

Segunda candidata, lo que llamamos una chica de bien. Educada y de buenos modales. Una operadora de tráfico aéreo que la trasladaban de Palmerston North, una ciudad del sur de la isla norte. Esta era LA candidata. Ya estaba aceptada por la unicomisión. Pero quién sabe por qué buenas razones se debía quedar más tiempo en el sur, y entonces Ebony se vio obligada a prorrogar la búsqueda.

Y como siempre, ¡la tercera es la vencida! Ebony me anuncia que la llamó un potencial candidato –sí, leyó bien, candidatO- que había visto el aviso, que tenía un acento extranjero y que iría a conocer el departamento a la nochecita

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