jueves, 4 de marzo de 2010

On the island of beaches and wine

Llegamos con Esteban, el pendex en ferry. Solo son 35 minutos y se nos hizo muy corto porque nos pasamos 34 minutos sacando fotos. Llegamos y nosotros pensamos que, como era una isla, tenía que ser chiquita y que se podía llegar caminando a todos lados. No, no es así. Perdimos el bus que llega 5 minutos después del ferry así que tuvimos que esperar hasta el próximo. Mientras tanto, preguntamos por un hostel y así terminamos en Kina Backpackers. Finalmente, llegamos. Eran las 6 de la tarde aproximadamente y no podíamos creer el paisaje que teníamos enfrente de nuestros ojos. El mar tan tranquilo y tan cerca. Que mas podía pedir, no? Siento que lo que algún día imaginé, lo estoy viviendo, pero es una rara sensación de que algo que me parecía imposible o poco viable ahora lo estoy viviendo con tanta naturalidad. Eso me hace pensar que deberíamos detenernos más a pensar en lo que sentimos, en lo que vivimos, en lo que experimentamos, para disfrutarlo y para valorarlo más.

1 comentarios:

A las 5 de marzo de 2010, 2:37 , Blogger Virginia ha dicho...

¡Qué sabias palabras, amiga! Lo que nos viene tan naturalmente es, sin duda, el camino correcto. ¡Cuánto me alegra leerte tan felíz! Seguí con estas crónicas y en cualquier momento me tenés por allá jeje Besos

 

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